Comete el Sr. Gonzalo Pontón (lunes, 14 de julio) los dos mismos errores (¿o no son errores?) que tantos otros, intelectuales o no, cometen con este asunto de las lenguas. Un artículo de opinión repleto de sarcasmos y de ironías de trazo grueso (no le conozco, pero seguro que él lo puede hacer mejor), y repleto asimismo de las mismas inexactitudes, no sé si por descuido o por malicia. Cuando se habla del la inmersión linguística del catalán en Cataluña no parece que ni el Sr. Pontón ni otros muchos miren hacia el futuro (2, 3, 5 generaciones) sino que su visión la limitan de forma voluntaria a días-vista. Ni una sola hora más. Primer error (o no).
Segundo error (o no): igualmente limitan geográficamente esa "normalidad linguística" a Barcelona. ¿Qué pasa con Lérida? ¿Qué con Tarragona? ¿Qué sucede en Gerona? Madrileño como soy, mi admiración y aprecio por Barcelona y los barceloneses es, a pesar de los esfuerzos de las élites nacionalistas de toda laya, tanto periféricas como centrales, más que apreciable; y esa admiración está más que justificada, como lo prueba el que todos aquellos que quieren defender esa "normalidad linguística" impuesta por el nacional-catolicismo catalán la ponen a ella como ejemplo.
Seguro que el Sr. Gonzalo Pontón y adláteres sabe que Cataluña, para bien y para mal, es algo más que la cosmopolita, comprometida y culta Barcelona.